domingo, 5 de junio de 2011

Documentos expuestos en Jornadas de Investigación Filosóficas, UCR diciembre 2010

Bach. Elsa Siu Lanzas
La temática que presentaremos a continuación, surge a partir de las reuniones que realizamos para confeccionar un libro de texto orientado a la filosofía en secundaria. En uno de estos encuentros surgió la discusión sobre las condiciones que estábamos viviendo como  profesores de filosofía,  nos dimos cuenta que las condiciones eran las mismas en San Ramón, Cartago y San José. Que siendo los tres profesores de diferentes regiones, en el caso de Rocío en Cartago, de Tobías en San Ramón y mío en San José, no habían diferencias en cuanto a las situaciones laborales que vivíamos. Así surge el interés, que posiblemente lo compartan también muchos de ustedes, de hacer algo por la enseñanza de la filosofía. Sin muchas esperanzas se redactó una carta que se envió a Roberto Fragomeno, director de la Escuela de Filosofía. A la semana siguiente, para sorpresa de nosotros, ya Roberto había contactado a la exViceministra de Educación Alejandrina Mata, le había golpeado el escritorio al COLYPRO, había contactado a los sectores sindicales y reactivó la Comisión Compartida de la carrera de la Enseñanza de la Filosofía. Así surge, la propuesta de las ponencias que hoy expondremos. La metodología de trabajo va estar fundamentada en tres etapas:
1.      Primero, expondré el desarrollo histórico de la Enseñanza de la Filosofía.
2.      Luego, la presentación de Tobías acerca de la situación actual de la Enseñanza de la Filosofía
3.      Por último tendremos, la exposición de Rocío sobre revisión del Proyecto del MEP: ética, estética y ciudadanía.
Las mismas son a penas un punto de partida y no tienen la intención de berrear, sino plantear una problemática que existe y que nos compete a cualquier persona que esté relacionada con la filosofía, principalmente a los que somos profesores activos. Para finalmente plantear nuestra propuesta de  conformar una Asociación Nacional de Profesores de Filosofía.
A continuación, iniciaré nuestra participación con la exposición del desarrollo histórico de la Enseñanza de la Filosofía.
Desarrollo histórico de la Enseñanza de la Filosofía
Durante los años universitarios en los cuales cursamos la carrera de la Enseñanza de filosofía, escuchamos reiteradas veces a quienes nos hacían la pregunta: ¿Por qué estudia enseñanza de la filosofía? Misma que venía siempre enmarcada en un tono peyorativo o de inconformidad por parte de nuestros padres, amigos y hasta profesores. Imagino que este también pudo ser el caso de algunos de los presentes.
Hoy como egresados de la carrera y siendo  profesores de filosofía en secundaria, una serie de situaciones nos hacen volver a la pregunta inicial, al igual que cuando éramos estudiantes recién llegados a la universidad. En aquel tiempo decidimos obviar el disgusto de nuestros padres, la preocupación por las fuentes de trabajo y la poca utilidad que la sociedad de ella, ya de por sí, demanda. Pero ahora que las objeciones a nuestra profesión no sólo las escuchamos en un tono lejano, sino que las vivimos, no nos acercamos a dicha pregunta de la misma forma en que lo hicimos cuando éramos aún estudiantes, porque estamos convencidos de que esta es la profesión que nos gusta, sin embargo, lamentamos que las circunstancias en las que se encuentra inmersa, son en su mayoría desesperanzadoras, mas no imposibles de solucionar.
Gran parte de la problemática que vivimos remite a trámites administrativos ineficientes y a un marco jurídico confuso, que tienen como piso común la desvaloración generalizada de la materia de filosofía como tal: si tuviera relevancia en el contexto actual, no se admitiría que cualquiera es apto para ejercerla. En una época en la que todo se mide por la utilidad y ganancia monetaria, la filosofía que ha sido tradicionalmente catalogada para el ocio, pasa a verse como algo muy romántico y poco útil. Pero claro está,  la importancia de la filosofía como materia regular del currículum escolar, y de la filosofía en general, no vendrá del todo de fuera ni de forma instantánea. Somos los que estudiamos la carrera y la ejercemos los que debemos llenarla de sentido actual. De aquí que, las situaciones cotidianas que vivimos nosotros, los profesores, nos exigen organizarnos y replantear el papel de nuestra profesión ¿sino, quién estaría dispuesto a hacerlo?
La filosofía se incluyó en el currículo escolar en una época en la cual en Costa Rica no se preparaban profesionales en esta especialidad a nivel superior. En la actualidad se forma, en la Escuela de filosofía más importante del área centroamericana, tanto a profesionales en filosofía pura como en enseñanza de la filosofía (en vínculo con la Escuela de Formación Docente). Pero en un inicio, cuando se incluye filosofía en la educación secundaria, los profesores especializados eran muy pocos.
Pues bien, pasemos entonces a la pregunta: ¿Cómo inicia la enseñanza de la filosofía en secundaria en Costa Rica?
La materia de filosofía se ha dado de forma discontinua a la largo de la historia educativa de nuestro país. Y, a pesar que algunas de sus áreas han tenido más preponderancia que otras, aún así no se han dado ni se dan actualmente de forma común en la mayoría de centros de enseñanza pública y privada. En el sector público debido a que los docentes son nombrados de forma tardía o se le asignan a docentes de otras asignaturas las lecciones de filosofía. En la educación privada, pues tienen la potestad de decidir si imparten filosofía o no.
Si nos vamos a los inicios de la incursión de la filosofía en la educación secundaria, a mediados del siglo XIX se comienzan a impartir clases de ética y lógica en colegios como el San Luis Gonzaga de Cartago. Y desde entonces, se ha centrado la enseñanza de la filosofía, a partir de IV y V año. Hasta la actualidad, se mantiene ubicada en estos niveles dentro de la educación pública costarricense, aunque son pocos los colegios que la imparten desde cuarto año.
Filosofía, como la conocemos hoy, se introduce formalmente dentro de la educación diversificada como materia académica a partir de 1968. No obstante, como mencioné anteriormente, desde principios de siglo se venía impartiendo pero no de forma regular en todos los centros de enseñanza media ni tampoco de forma continua. Muestra de ello es que, según la investigación realizada por Carvajal (2007, p. 1), entre los años 1930 y 1957 la materia de filosofía desaparece de los planes de estudios del Ministerio de Educación Pública.
La razón principal de la desaparición de la filosofía como materia regular ocurre principalmente por la falta de personal preparado en el área, esto último, debido a que en el país no se formaban profesionales en filosofía a nivel universitario.  De forma tal que, sucedieron dos eventos que no concordaron entre sí. Si bien la afluencia en la creación de colegios se dio de manera importante, no existía el personal que cubriera la enseñanza la filosofía en cada uno de estos. Y sumado a ello, sobresale una tendencia por privilegiar la enseñanza de la psicología, sustituyendo a la filosofía.
En la reforma educativa de 1957-1958, no se incorpora la enseñanza de la filosofía dentro de las trasformaciones previstas, según Láscaris, dado que no existe la suficiente cantidad de profesores. Pero, en este mismo año, 1958, se crea una comisión que se encarga de la inserción progresiva de la enseñanza de la filosofía en secundaria y la creación de un eventual plan de estudios. No obstante, al contar con tan pocos profesionales en el área, le sugieren al MEP, no sentirse comprometidos en persistir con la enseñanza de tal materia, si ni tan siquiera cuentan con el personal especializado. De manera que la enseñanza de la filosofía inicia como materia optativa en los colegios San Luis Gonzaga, Liceo de Costa Rica, Colegio Superior de Señoritas y Liceo José Joaquín Vargas Calvo. Entre los profesores que inician con esta actividad se encuentra don Constantino Láscaris. Asimismo, don Guillermo Malavassi se nombra como inspector y más tarde ocupará el cargo de supervisor honorario de los cursos de filosofía ante del MEP.
En la década del 60 resalta el compromiso de la Universidad de Costa Rica, por medio del Departamento de filosofía, “por remediar” el estado de la filosofía en la educación media. Si bien los esfuerzos se vienen dando a partir de la reforma educativa de 1958, en la que no se logra incluir la filosofía en la enseñanza media, es un tema central en el Congreso Interamericano de Filosofía (1960), en la producción de reseñas bibliográficas.
En 1968 se plantea, finalmente, insertar la filosofía como materia obligatoria dentro del MEP, y se comienza a gestionar su primer plan de estudios. Ya para el año 1978 se crea el primer programa de estudios y este se mantiene vigente hasta 1991.
Ahora bien, en  cuanto a la formación de profesionales especializados, en 1969 se abre el Bachillerato en Filosofía con formación didáctica para la Enseñanza Media en la Universidad de Costa Rica. Y  entre los años de 1981-1983 se gradúan 7 de las 20 personas empadronadas en dicho plan. No obstante, el programa debe cerrarse a solicitud de la Escuela de Formación Docente, pues considera que con este se viola el principio de departamentalidad de la Universidad. Y en su lugar, se propone crear la carrera de Bachillerato en la Enseñanza de la Filosofía dentro del departamento de Educación Secundaria de la Escuela de Formación Docente. De esta manera, el nuevo plan de estudios comienza a regir en el II ciclo lectivo de 1991.
De manera que podemos ubicar que a partir de 1980, comienza la formación de docentes especializados en el área. Al día de hoy, desconocemos el número total de graduados en la carrera, pero sabemos que el número de compañeros ha crecido significativamente. Si generaciones pasadas las integraban de 6 a 7 estudiantes, hoy podemos hablar de una de quince que está por egresarse. Y más alarmante aún, un empadronamiento actual de 108 estudiantes sólo de la carrera de Enseñanza de la Filosofía, lo cual obviamente, influye en la oferta de trabajo de los profesionales.
El número de colegios también ha seguido creciendo, aunque ya no de forma tan abultada como en el pasado, sino con otros enfoques curriculares, como técnicos, bilingües, científicos, desapareciendo progresivamente a los académicos. Actualmente la materia de filosofía se evalúa como materia académica, según lo establece el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes del MEP (decreto ejecutivo Nº 31635 MEP, 2004). Pero, en la práctica se piensa que es una materia “especial” por ser la única del grupo al que pertenece, en no realizar prueba nacional de bachillerato. Y no es que las materias llamadas “especiales” deban tratarse con menos importancia que las “académicas”, pero el caso particular de filosofía es que es siendo académica, no se la trata como tal, y al no ser especial, tampoco se la incluye en las distintas reformas que actualmente el MEP está realizando.
Y tanto este aspecto en términos curriculares y evaluativos, como el directamente laboral se han dejado pasar, puesto que desde el ajetreado movimiento que se dio en el siglo pasado no se ha repensado la situación de la materia, ni de la carrera ni del profesional. Si bien desde el siglo XIX se había dado un interés por fortalecer y normalizar la filosofía como asignatura regular en el Ministerio de Educación Pública, sumado a los esfuerzos de los intelectuales de la época por crear un plan de estudios que formara profesionales capacitados para tales efectos y por crear el material didáctico que orientara la labor, en la presente década –si no es que desde la década anterior-, ha mermado el interés por fortalecerla. Por el contrario, ha quedado en total abandono, por no decir olvido.
Por otro lado, los medios laborales alternativos son escasos, tal como el programa de Filosofía para niños, niñas y adolescentes, el cual ha obtenido buenos resultados dentro de la educación privada costarricense, como manera idónea para ver el filosofar como proceso y no únicamente como “historia de la filosofía”.
Por otro lado, como profundizaremos con la exposición de Tobías, el puesto de profesor de filosofía en el MEP lo ocupan profesores de educación para el hogar, psicólogos, profesores de religión y ex sacerdotes o ex monjas, en su mayoría, antes que los mismos profesionales graduados de la carrera, esto demuestra la importancia nula que llegó a tener la filosofía como asignatura regular. Más aún, al ser la única materia (al menos  de los colegios académicos) que carecen de un Asesor Nacional ante el MEP, contamos con la mínima representación y protección en cuanto al trato profesional y las reparticiones de plazas tanto interinas como en propiedad.
Las preguntas de todos los que trabajamos para el MEP es ¿Quién nos asesora? ¿A quién acudimos para evacuar dudas?  Si los mismos que efectúan nuestros nombramientos son aquellos que nos preguntan si filosofía es una asignatura correspondiente a colegios técnicos o colegios académicos. Si ellos mismos son los que no saben la diferencia notable entre la psicología y la filosofía, y por salir del apuro nombran en las vacantes a psicólogos en lugar de profesores de filosofía. Y cuando intentamos reclamar nuestro derecho a ser adjudicados con las lecciones que nos corresponden, por encima de cualquier profesional en otra disciplina, se nos dice que el MEP no está obligado a contratarnos.
Los únicos que se han mostrado relativamente anuentes a nuestros problemas son los directores de liceos y colegios, los cuales saben que deben negociar nuestros horarios para que calcen con los horarios de los otros 3 o 4 colegios en los que tenemos que trabajar para lograr completar una jornada respetable.
Y es que, entre menos atención le pongamos a la enseñanza de la filosofía en secundaria, el cual es el primer y a veces único acercamiento de muchas personas de diversos sectores de la población, hacia la filosofía, pareciéramos dar indicio de no poder responder a la pregunta ¿para qué enseñarle filosofía o filosofar a los jóvenes en la actualidad?
Si en el siglo pasado se entraba en debate por incluir a la filosofía en la Educación secundaria, ahora ya ni se menciona ni aparece en discusión. Por ello, mucho menos se intenta mejorarla y resolver los problemas por los que pasan los profesores hoy, pues basta con no hablar de un problema, para no hacerlo latente, sino se habla de ello, es como si no existiese. 
Por eso, es responsabilidad de la Universidad de Costa Rica, y de nosotros como sus representantes (estudiantes, egresados, trabajadores) por medio de actividades como esta, reflexionar para posteriormente actuar desde las diferentes instancias involucradas. Reconocer, plantear y denunciar los problemas que se nos presentan al desenvolvemos como profesionales; nuestra formación va mas allá de un puesto laboral, así fue como dimos respuesta a la pregunta inicial en la época de estudiantes y así lo juramos cuando nos graduamos;  hoy la educación universitaria nos hace admitir que somos los llamados a pensar en como mejorar la situación del profesional en enseñanza de filosofía, como deber histórico, educativo, formativo e intelectual, y admitiendo que se ha dejado completamente de lado tal quehacer, para en conjunto intentar dar respuesta a un gremio que ha pasado a ser cohesionalmente inexistente.





Bach. Tobías Murillo Pérez

Sobre la problemática administrativa

Cuenta Diógenes Laercio que Tales de Mileto, el primer filósofo de la historia, se hizo rico a costa de sus predicciones sobre las próximas cosechas de aceitunas. La historia de vida que cuenta Diógenes sobre Tales siempre me llamó la atención, porque reafirma un poco la teoría de mi mamá, según la cual, era más sencillo que yo hiciera dinero jugando tico bingo, que estudiando filosofía. La historia de vida del filosofo, reafirma también otra verdad, y es que los filósofos europeos han tenido suerte, si no nacen en cuna de oro como Schopenhauer, Wittgenstein o Platón,  tienen un buen amigo con dinero que los mantiene, o les brotan las aceitunas en el momento justo, como a Tales. Es a costa de las herencias, los buenos amigos  y el ocio, que la filosofía europea se ha podido escribir. El problema es que en el centro y sur de este continente, no sembramos aceitunas y a los ricos, por lo general, no les interesa pensar. Por lo tanto, quien guste de la filosofía y quiera dedicarse a ella por completo y comer al mismo tiempo, tendrá que dedicar unas horas a su enseñanza. O en su defecto, dedicarse unos años a la vida contemplativa, mientras espera que alguien muera o se pensione en el INIF.
Lo cierto del caso, es que la educación está íntimamente ligada con la filosofía misma, a ambas les está encomendada la misma misión, la de formar racionalmente a los seres humanos y la de cambiar historias, ideologías y todo lo que humanamente dependa del pensamiento. Es por eso que ese divorcio entre la “academia” y la secundaria, es decir, entre la reflexión y la enseñanza, es tan peligroso, ya que tiende a borrar las características históricas con las que se ha inscrito la filosofía en América latina y olvida que en el fondo, ser filosofó aquí, es sinónimo también de ser profesor. Tiene sentido entonces pensar que el problema de la enseñanza de la filosofía no es exclusivo de quienes nos dedicamos a enseñarla, sino de quienes gusten de ella y de quienes piensen que su vigencia aún es necesaria. De esto han tenido absoluta conciencia, Sartre, Derrida, Onfray.
Debe de ser por lo tanto una preocupación de los educadores, así como de la academia la tendencia mundial, que ha buscado reducir, e incluso suprimir (como es el caso de España y México), a la filosofía de la enseñanza básica, secundaria y superior. La desaparición de la filosofía dentro de las aulas significa también la muerte de ella de la vida cultural y social de cualquier nación. Ante esta amenaza, es válida la afirmación que asegura que la existencia de la filosofía en la sociedad está en peligro. 
Esto sucede, paradójicamente, ante los graves problemas y desafíos actuales de la humanidad, tanto de orden económico, político, social y cultural, cuanto ecológico: Creo que podríamos concordar todos hoy aquí, que la filosofía es por lo tanto hoy más necesaria que nunca.
La conciencia preclara de Saramago es enfática en reafirmar la urgencia de la reflexión filosófica dentro de los contextos de lucha política actuales y es claro en  afirmar el suicidio al que se expone cualquier país al anular de su estructura social, los espacios de análisis y reflexión, como los que ocupa la filosofía en secundaria, así dice Saramago:  
“Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte".
La idea de Saramago es consecuente con la imagen política platónica según la cual, una sociedad gobernada al margen de la filosofía está condenada a formar soldados o al desorden social. En este caso, ambas posiciones coinciden con la declaratoria que quedó plasmada en la reunión regional de alto nivel sobre la enseñanza de la filosofía en América Latina y el Caribe, organizada por la UNESCO en el 2007 en República Dominicana. En el documento redactado, quedan plasmadas algunas funciones que cumple hoy en día la enseñanza de la filosofía a nivel social y cultural de cualquier nación. Así dice la declaratoria:
  • Hacemos hincapié en que la enseñanza de la filosofía estimula la apertura mental, la responsabilidad civil, el entendimiento y la tolerancia.
  • Insistimos en que la educación filosófica, al inducir a la independencia de criterio, la reflexión, la capacidad de resistir a las diversas formas de propaganda, de fanatismo, de exclusión y de intolerancia, contribuye a la paz y prepara a todas las personas a asumir sus responsabilidades ante las grandes cuestiones del mundo contemporáneo.
  • Confirmamos que el fomento del debate filosófico en la educación y la vida cultural constituye una aportación primordial a la formación de los ciudadanos al poner en ejercicio su capacidad de juicio, que es fundamental en toda democracia. Tomado de (http://www.ofmx.com.mx/redes/)
Queda claro que la enseñanza de la filosofía, promueve el desarrollo de una formación personal que tiene como resultado la constitución de ciudadanos con un pensamiento crítico, autónomo y reflexivo. Este primer contacto, y por desgracia, casi único, de los jóvenes con el quehacer filosófico, los hace más conscientes de sí mismos y del mundo en que viven, permitiéndoles una verdadera educación en valores frente a la corrupción, la desigualdad extrema, la venalidad política,  la discriminación y la ignorancia, entre otras.
Ahora bien, la pregunta que salta a la vista es: ¿por qué ante tantas ventajas, la filosofía lejos de verse reforzada, tiende cada vez más a su desaparición? Aparte, ¿Quiénes son, ante esta panorámica, los que desisten de la necesidad del fortalecimiento de la filosofía en secundaria, e inclusive abogan por su eliminación progresiva? Las preguntas, a nuestro parecer, tienen dos posibles respuestas: en el mejor de los casos, la responsabilidad podríamos achacársela a un grupo de tecnócratas despistados, que por ignorancia, excesos burocráticos, o falta de presión de algún grupo organizado (Universidades, sindicatos, colegio profesional o un conjunto de profesores), no le han dado vigencia, ni atención a los problemas que aquejan a la filosofía en secundaria. En el otro caso, nos estaríamos enfrentando a un problema de índole estructural, con otra clase de tecnócratas, que conscientes de la amenaza que representa nuestra disciplina a ciertos intereses económicos y políticos,  han puesto en marcha, cambios a nivel de planificación curricular, que atentan contra nuestra disciplina. No es raro, por lo tanto, ver en la última década, una proliferación en los colegios técnicos y bilingües que ha llevado al mismo tiempo, la desaparición progresiva de la filosofía de la oferta académica nacional. Es evidente, que la visión antropológica del currículo en estos colegios es estrictamente economicista, obedece a las exigencias de las sociedades liberales como la nuestra, que lejos de preocuparse por la integralidad, y la formación humanista de los estudiantes, busca formar ciudadanos con destrezas manuales o técnicas, pero con poco desarrollo intelectual y crítico.
El mejor ejemplo lo podemos encontrar en la propuesta de una educación por competencias, ya consolidada en México y otros países de Latinoamérica, y hoy con un gran auge en nuestro país. Esta propuesta pretende incorporar de lleno a la empresa privada en la planificación curricular y metodológica de los colegios. Desde esta perspectiva liberal, es muy lógico pensar que la filosofía y las humanidades en general, han dejado de ser una inversión “positiva” y “productiva” para el Estado. En términos prácticos y económicos la filosofía se presenta ahora, como un gasto para los administradores estatales y una pérdida de tiempo para el estudiante. El caso español, es un buen ejemplo de lo que nos espera a mediano o a largo plazo, con este tipo de ajustes curriculares. En este país la filosofía ha quedado reducida a un curso de ética, con una asignación de una hora por semana. Las repercusiones han sido inmediatas en el plano económico de los profesores, así como en la formación pedagógica de los estudiantes. En nuestro país, la educación por competencia ya se implementó de lleno colegios técnicos, y sospecho que a mediano o largo plazo esto se convertirá en una tendencia estructural de nuestro sistema educativo.
Otro de los rasgos sintomáticos de este olvido al que nos hemos venido refiriendo, está asociado a la ausencia de un asesor nacional de filosofía dentro del MEP. Los únicos registros con los que contamos, de alguien en ese puesto,  son de 1968 y 1997, casi treinta años de diferencia entre uno y otro. En el último caso, quién ocupo el cargo fue Francisco Valverde. El trabajo que desempeñó durante el tiempo que estuvo al frente, ni siquiera tenía una remuneración económica. La labor se desarrolló completamente ad honorem, al mismo tiempo que tenía que mezclarla con el trabajo en el colegio y las labores administrativas en otras áreas, condición que lo obliga posteriormente a renunciar.
Es importante señalar que la ausencia de un asesor nacional, nos hace invisibles ante las autoridades del M.E.P, y nos deja desprovistos de un sujeto legal, que puede facilitar los reclamos de los derechos que nos corresponden. No hay que olvidar que el asesor nacional es la vos de los educadores ante el Ministerio, es la persona que representa, en buena medida, los intereses de la disciplina. La ausencia de esa representación ha tenido efectos prácticos considerables, tanto a nivel económico, como pedagógico. El ejemplo más reciente está en el programa de ética, estética y ciudadanía, que se está implementando actualmente en el M.E.P. En este plan, paradójicamente, a pesar de su título, lo que menos tiene son especialistas en estética y ética.
En ausencia de representante o interesados, también se permitió que las lecciones de ética en los colegios técnicos, se las asignaran a los profesores de psicología, quedando tan solo para nosotros la opción de ser aspirantes para impartir dichas lecciones. Usualmente en estos casos, es el asesor quien pone en alerta a los educadores de las implementaciones y los cambios que se ejecutan dentro del MEP, sin este representante estamos condenados a que todas las acciones que se efectúen, sean al margen de los educadores.
Según lo estipula el reglamento que rige a los asesores, la naturaleza del trabajo que estos desempeñan, consiste en la ejecución de labores de asesoramiento pedagógico, desarrollo de programas de capacitación y perfeccionamiento del personal docente. Acciones que hasta el momento nunca se han ejecutado y que han permitido el desmejoramiento y la inconsistencia entre los profesores de filosofía.
Es necesario señalar la importancia de una cabeza dentro de cualquier  organización que se quiera funcional y responsable. Donde no existe una dirección, predomina el caos, cada quien desempeña sus funciones a su antojo, no existen contenidos ni objetivos que unifiquen. Mientras no tengamos asesores, seguiremos siendo invisibles ante el MEP, no podrán modificarse los contenidos, ni los programas, y será más difícil exigir las lecciones que nos corresponden. Por eso somos enfáticos en recordar la necesidad de exigir la incorporación de un asesor, con un perfil muy específico, que determine ciertos parámetros generales a seguir y que garantice al mismo tiempo, el asesoramiento y los cambios que contribuyan al mejoramiento de nuestra disciplina en los colegios.
La situación laboral de quienes estudiamos enseñanza de la filosofía no es más esperanzadora. La idea de que no hay suficientes especialistas en nuestra área, y que por lo tanto, los nombramientos por inopia son necesarios para cubrir la demanda de lecciones, han hecho que la filosofía en secundaria este en manos de todos, menos en la de los que estudiamos filosofía. En nuestras plazas pululan las monjas, sacerdotes, profesores de religión, psicólogos. Basta haber leído la biografía de Sócrates en Wikipedia, haber llevado un curso de filosofía en la universidad o saberse de memoria la canción: “un la café para Platón”, para creerse apto y tener derecho de impartir filosofía en un colegio. No es por eso de extrañar que a nivel general, la noción sobre la filosofía en los estudiantes sea más cercana a Ratzinger que a Nietzsche, ni tampoco es extraño ver censurados algunos autores y contenidos por algunos profesores que ven amenazados sus prejuicios con filosofía.
Esta idea de ver ex sacerdotes, ex monjas y profesores de religión sin una clara formación, impartiendo filosofía, pareciera ser una imagen bastante medieval y casi contradictoria con el objetivo mismo de la filosofía. El panorama sería aún más oscurantista y bizarro si además agregáramos que se necesite la bendición del obispo para poder impartir las lecciones. Cualquiera pensaría que en sociedades modernas esto es impensable, e inclusive censurable. Sin embargo, para sorpresa de los menos ingenuos, en Costa Riva así sucede. Este es el caso de las lecciones de ética que se ofrecen en los colegios nocturnos, que si bien responden al nombre de una disciplina de la filosofía, “ética”,  se imparte bajo los parámetros que exige la Iglesia y solo se pueden ofrecer bajo la supervisión y bendición del obispo. Los que estudiamos filosofía, ni siquiera podemos impartir las lecciones como aspirantes. Son los compañeros de religión, los únicos ungidos a los cuales el MEP y la iglesia reconocen como profesores de ética.
La situación en los colegios nocturnos me sirve para desmitificar una idea popular muy arraigada en nuestro medio, principalmente entre mis suegros, que asocia a la filosofía con el desempleo. Si bien es cierto que muchos de los educadores en filosofía no tenemos trabajo suficiente, o definitivamente no lo tenemos, como es mi caso, no es porque dicho trabajo no exista, lo hay y en demasía. Sino porque hemos dejado que otras personas se apropien de él. Ya mencionamos las lecciones de ética en colegios nocturnos y técnicos, mencionamos también la no profesionalización de algunos de los que hoy en día ostentan los puestos de trabajo que nos corresponden.
El bachillerato internacional es quizás el ejemplo más reciente de otro espacio laboral que perdimos. Quienes estuvimos en el Encuentro “internacional” de profesores de filosofía en secundaria, recordamos con asombro la intervención de los encargados de esta modalidad, que paradójicamente estaban en aquel momento como invitados y expositores. Digo paradójicamente porque ante la pregunta de un compañero, que reclamaba porque las lecciones que obedecen a la sección de epistemología, no correspondían a un profesor de filosofía, la respuesta inmediata fue: “porque es necesario que el profesor encargado, en la medida de lo posible, no conozca de epistemología”. Por más contradictoria y descabellada que pareció la intervención en aquel momento, la realidad es que en muchos colegios con esta modalidad, sí es un requisito no entender que significa filosofía y aún menos epistemología. Aparte, en última instancia, es el criterio del director el que predomina para nombrar a la persona en ese puesto.
Podríamos formular preguntas similares a los encargados de la filosofía para niños, como por ejemplo: ¿Cuál es el perfil de la persona que puede asistir e impartir los cursos de filosofía para niños? Asumo, por quienes han recibido las capacitaciones, que la respuesta es “cualquiera”. Para los que nos dedicamos a estudiar enseñanza de la filosofía durante cuatro años o más en una universidad, nos parece indignante que sea “cualquiera” quien pueda ejercer en el campo de la educación y la filosofía. Lo digo porque esto no sucede en otras disciplinas. No cualquiera puede operar una persona, no cualquiera puede dar misa, así como no cualquiera puede dar lecciones de matemática. ¿Por qué pensar que lo contrario sucede con la filosofía?
Queda demostrado que ha habido un manejo irresponsable, por parte del Ministerio, de las plazas de filosofía en secundaria. También que ha habido negligencia o desidia de aquellos entes encargados de vigilar los derechos de los profesionales (Universidades, sindicatos, COLYPRO) y de los que asumen el bachillerato internacional y la filosofía para niños. 
Es necesario reestructurar la enseñanza de la filosofía, redefinir sus objetivos, replantear su función dentro de la sociedad y la educación, además de dignificar nuestra carrera, tomar posición de ella, establecer un marco legal claro en los nombramientos y cerrar los portillos que han permitido que la filosofía en secundaria se encuentre en manos de “cualquiera”. 
Es mi condición de desempleado, y en vista de la próxima graduación de quince estudiantes en esta carrera, además de 108 empadronados actualmente en la UCR, lo que me hace pensar que es ingenua, y no quiero pensar que  malintencionada, la idea de que se necesiten docentes de otras disciplinas para impartir filosofía en los colegios. Con un poco de organización administrativa y voluntad política podríamos trabajar los docentes en enseñanza de la filosofía acaparando todo el trabajo con estabilidad y orden.
Necesitamos, por lo tanto, reapropiarnos de los espacios que hemos perdido, reclamar como propias las lecciones de ética en los colegios donde esta se imparta, exigir al bachillerato internacional que clarifique el perfil de educador que ellos pretenden, reclamar el programa de filosofía para niños como parte inherente del currículo en enseñanza de la filosofía, hacer laica y reclamar los derechos perdidos con las lecciones de ética, exigir al Ministerio la incorporación de un asesor nacional en nuestra modalidad, reestructurar el programa de quinto año. Acciones que ameritan una organización y un compromiso por parte de los profesores especialistas en la enseñanza de la filosofía.
Quiero cerrar haciendo eco de las exigencias que quedaron plasmadas en la declaratoria de París a favor de la filosofía, y que sintetiza algunas de las ideas aquí expuestas, así reza la declaratoria:
  • Todo individuo debe tener derecho a dedicarse al libre estudio de la filosofía bajo cualquier forma y en cualquier lugar del mundo;
  • La enseñanza de la filosofía debe mantenerse o ampliarse donde ya existe, implantarse donde aún no existe y ser nombrada explícitamente con la palabra “filosofía”;
  • La enseñanza de la filosofía debería ser impartida por profesores cualificados e instruidos  específicamente a tal efecto y no estar supeditada a consideración económica, técnica, religiosa, política o ideológica alguna;
  • Aún manteniendo su autonomía, la enseñanza de la filosofía debería vincularse en la medida de lo posible a la formación académica o profesional en todos los campos.
Muchas Gracias.




Bach. Rocío López Fallas

Proyecto Ética, Estética Y Ciudadanía

Este escrito consta de tres partes que se esbozarán a continuación. En primera instancia se presentan los principios teóricos y objetivos fundamentales que hacen del Proyecto Ética, Estética y Ciudadanía una reforma curricular. Seguidamente se aportará un análisis crítico que contemple, no solo el diseño y proyección de esta reforma, sino que también considere el proceso por medio del cual se está gestionando su ejecución. Por último, se construye un perfil del docente de Filosofía a partir del cual se establece una relación entre su quehacer y los principales planteamientos en los que se basa el Proyecto Ética, Estética y Ciudadanía.

I PRINCIPIOS TEÓRICOS Y OBJETIVOS FUNDAMENTALES

El proyecto ética, estética y ciudadanía representa una iniciativa de parte del Ministro de Educación el señor Leonardo Garnier, que apoyado por el PNDU, diseña  un modelo de desarrollo humano contextualizado en Costa Rica. Su principal objetivo consiste en lograr una educación de calidad que propicie la formación de costarricenses sensibilizados hacia la construcción de un mejoramiento de la convivencia social, donde cada individuo sea capaz de posicionarse en su propio espacio histórico a partir de una actitud crítica, que funcione como punto de referencia en la construcción de identidad y reconocimiento de la existencia y participación del otro en un contexto común.
 En esta reforma curricular se reconoce que para desarrollar una sociedad de individuos con este tipo de actitudes, es necesario promover espacios que  permitan la articulación de destrezas y habilidades relacionadas con la práctica de valores, apreciación y disfrute artístico, buenas prácticas de convivencia y ciudadanía; áreas vinculadas con una educación humanística que oriente a Costa Rica en la consolidación de una identidad propia, fomentando el respeto por la diversidad y fortaleciendo el mejoramiento de los niveles de desarrollo humano del país.
El proyecto surge como respuesta a una problemática nacional con respecto al manejo inapropiado de conflictos, en los que se buscan soluciones violentas altamente cargadas de intolerancia hacia la diversidad, además de una actitud negativa en los ciudadanos y ciudadanas para desempeñarse con compromiso en asuntos relacionados con el país.
El eje fundamental a partir del cual se pretenden desarrollar los objetivos propuestos  en el  proyecto, corresponde a una actitud que permita elegir libremente los criterios éticos y estéticos considerados válidos, a la vez que se perciba esta libertad en la condición y reconocimiento de la libertad del otro. El Ministerio de Educación Pública pretende fortalecer estas áreas a través del reforzamiento de algunas disciplinas ya incluidas en el currículum tradicional y que se encuentran en una situación de vulnerabilidad en cuanto a su implementación, estas son Música, Cívica, Artes Plásticas y Educación para el Hogar. Lo que se busca es  vincular dichas disciplinas en una relación integral que conduzca al sano disfrute de la vida.
El MEP toma estas áreas del conocimiento para enfocar el diseño de capacitaciones dirigidas a docentes,  centradas en un enfoque integral, donde desde la perspectiva de cada disciplina, se elaboren nuevos programas de estudios que obedezcan a una reforma educativa, desarrollando el conocimiento, la sensibilidad y las competencias éticas, estéticas y ciudadanas que propicien una vida plena. La metodología a partir de la cual se pretende implementar esta reforma curricular, consiste en propiciar el desarrollo de lecciones más atractivas y dinámicas para los y las estudiantes, que incluyan tareas prácticas de tipo taller. Esta iniciativa, entre otras, apoya una de las principales misiones del actual ministro de educación, a saber, propiciar la motivación suficiente en el proceso de enseñanza aprendizaje que contribuya a la permanencia en las aulas de la población estudiantil.


II ANÁLISIS CRÍTICO

Dentro del proceso de implementación del proyecto, se programaron capacitaciones a los docentes de esas materias, tanto a nivel curricular como metodológico, también se les entregó el documento que contenía el programa de estudios con sus respectivas reformas curriculares. En estas capacitaciones se le dio especial importancia a implementar un estilo práctico en el desarrollo de las lecciones, sin embargo, no se le dio la importancia que requería al hecho de que detrás de esta reforma existe un fundamento teórico que relaciona los distintos ámbitos y los sistematiza en el fomento de una educación integral. De esta forma, se tiene que durante estas capacitaciones se les oriento a los y las docentes a despertar en el estudiantado una motivación suficiente que permita que las materias llamadas “especiales” recuperen o generen la importancia curricular que merecen. Bajo estas circunstancias, los docentes de estas disciplinas continuaron con su labor, adoptando cambios en cuanto a su metodología y algunos contenidos, entonces las lecciones se comenzaron a desarrollar a partir de talleres y clases más dinámicas, incluyendo trabajos de ejecución tales como la elaboración de proyectos.
Sin embargo, a pesar de que el Proyecto ética, estética y ciudadanía representa una iniciativa de reforma curricular, corresponde solo el primer eslabón para convertirse en un verdadero proyecto de desarrollo humano, es decir, en la construcción de una nación que sea capaz de pensarse a sí misma, que construya su propia historia y que forme agentes conscientes de su propia participación en su contexto. Es por esta razón, que este proyecto necesita una sistematización de todos sus elementos, que ofrezca a todos los involucrados en la enseñanza, una idea clara acerca de la labor educativa.
Consiste entonces en diseñar un horizonte común construido a partir de bases concernientes  a un mismo eje fundamental, que deje en claro que no se trata solo de utilizar fundamentos éticos, estéticos y de educación ciudadana, para el diseño de metodologías innovadoras aplicadas a las diferentes disciplinas, sino que también es necesario que el proyecto sea interdisciplinario, y para lograrlo se requiere que exista un espacio, en el cual todos los contenidos, los proyectos y los aprendizajes construidos, converjan en una sola disciplina, que resalte la verdadera importancia de la educación integral, que propicie la construcción de conocimientos que brinden una visión sistemática y dialéctica de los aprendizajes obtenidos a partir de las otras materias y que contribuya a guiar el proceso sin perder de vista el horizonte hacia el cual va dirigido.

III PERFIL DEL DOCENTE DE FILOSOFÍA
Siguiendo las bases teóricas que desde el MEP se plantean para el logro de este proyecto, es preciso destacar  la figura del docente en filosofía, quien por su formación académica es capaz, no solo de brindar una perspectiva ética aplicada a los distintos ámbitos de la vida y fundamentada directamente en el análisis social y conceptual de los filósofos especialistas y precursores de la teoría sobre la ética, sino que también ofrece la sistematización de los otros dos ámbitos, a saber, ciudadanía y estética, bajo los criterios de una actitud crítica que desnude la sociedad en sus partes y que permita la construcción libre de una identidad capaz de estudiar la cultura desde un sentido global e integral.
Por esta razón, la enseñanza de la Filosofía debe estar centrada en la formación de personas críticas capaces de construir argumentos propios que les permita posicionarse en sus propios momentos históricos, apoyados en una perspectiva global que muestre todas las posibilidades de elección que el mundo ofrece. Esta es el verdadero aporte que la filosofía es capaz de ofrecer al sistema educativo y corresponde a la sistematización de los elementos que el Proyecto Ética, Estética y Ciudadanía requiere incorporar en el diseño de sus objetivos.
Aún así, a pesar de que no muchos conozcan el verdadero aporte que la Filosofía es capaz de brindar, se debe resaltar el hecho de que de una u otra forma su importancia ya es reconocida en los contextos educativos, sin embargo, no se identifica bajo el nombre de filosofía, sino que se introduce en las reformas curriculares, en los consejos de profesores al principio del ciclo lectivo, en las capacitaciones que se ofrecen a profesionales de la educación, etcétera, como una serie de aspectos enumerados y distintos entre sí que obedecen a perspectivas que pueden contribuir en la mejora del sistema educativo. Estos elementos se encuentran enumerados y explicados en este Proyecto, sin embargo, sus diseñadores, no se percatan de que su fundamentación teórica ya se encuentra dentro del quehacer filosófico.
El actual ministro de educación se planteó una innovación a partir de la búsqueda, dentro de los mismos recursos con lo que ya cuenta, de una posible solución al estancamiento del sistema educativo, convocó a capacitaciones e hizo reformas en los planes de estudio de algunas disciplinas, pero no reconoció al docente de filosofía, no logró observar que la filosofía forma parte del núcleo de sus ideas y que el planeamiento de las capacitaciones para los docentes debe ser orientado por fundamentos filosóficos, que les permita integrarse disciplinariamente unos con otros.
Por tanto, no es razonable que se diseñe, e incluso se implemente un proyecto educativo utilizando fundamentos teóricos que son propios de la formación y especialización de los docentes de filosofía y que aún así del todo no seamos considerados como parte vital de su desarrollo. La razón por la que esto sucede es, porque la enseñanza de la filosofía representa otra de las disciplinas de las que se ha olvidado el por qué de su existencia, y es que la razón de ser de su estudio es precisamente contribuir a la formación de competencias relacionadas con un pensamiento crítico, que permita el desarrollo de habilidades sociales, facilitando un mejoramiento de la calidad de vida. Sin embargo, esta no debe ser una cuestión reconocida solo por docentes de filosofía, sino que es tiempo de desenterrar su verdadera esencia por medio de su aplicación en el reforzamiento de una cultura fundamentada en argumentos válidos para todos y todas, en un verdadero modelo de desarrollo humano.

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